CUATRO OREJAS A PAQUIRRI QUE SALE EN HOMBROS. OREJA A
PALOMO Y GRAN FAENA DE ANTOÑETE.
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde
en Valladolid, tercera de su Feria, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor
de ustedes. 19-9-67
Otro lleno impresionante. Cartel de no hay billetes y
reventa. Los espadas encargados de pasaportar el encierro de don Francisco
Galache son Antonio Chenel “Antoñete”, que sustituye al Viti, Palomo Linares y
Francisco Rivera “Paquirri”. Los toros del ganadero charro, bien presentados,
cumplieron en su conjunto.
El toreo de Antoñete es de tal plasticidad, de tal
armonía que verle ejecutar las más diversas suertes produce gran placer al
aficionado. Sus verónicas de lento compás, sus medias de remate, son un
portento de armonía y gracia, de elegante sobriedad. Y después, con la muleta
en este primer toro de su lote, ha bordado el toreo al natural, dando a los
muletazos tal prestancia, tan natural belleza, que la plaza ha vibrado de
entusiasmo. Naturales largos, lentos, pausados en los que el toro iba como
hipnotizado tras el rojo engaño, a dos dedos de la tela de los pitones, pero
lejos siempre de rozarla por el maravilloso temple y el extraordinario mando de
que hacía gala el torero. Ha sido un deleite verle ejecutar el pase
fundamental, que al ser rematado apretadamente con el de pecho, ligándolo a la
perfección, ha puesto al aficionado en pie. Y la mano diestra ha dibujado pases
en redondo plenos de gusto, cadenciosos. Una gran faena, una de las mejores
faenas de la feria, pero que no se premió con trofeos por el mal tino con el
acero, ya que hubo de precisar de pinchazo, estocada con salida indiscreta y
cuatro golpes de cruceta para finiquitar a su enemigo. Como premio a la bondad
del trasteo y en medio de una clamorosa ovación, dio triunfal vuelta al ruedo
recogiendo el homenaje del público. Al cuarto lo toreó muy bien con el capote
en lances de saludo, pero la res llegó al trance final con corta acometida,
revolviéndose y tirando la cara arriba en su corto viaje. Pese a ello, el
madrileño intentó el lucimiento en varias series de pases sobre ambas manos,
aunque no pudiera sacar el partido que deseara de su deslucido enemigo, al que
mató de una estocada. Escuchó una gran ovación con saludos.
"Antoñete" en un momento de su triunfal actuación en Valladolid. |
La primera oreja de la tarde fue para Sebastián Palomo
Linares. El muchacho se había hecho ovacionar con fuerza en las verónicas que
instrumentó como saludo al segundo de la tarde, al que cambió con una sola
vara. Su faena fue brindada al actor Robert Stark, que se encontraba en una
barrera presenciando el festejo. Primero, unos doblones muy buenos y después
tiró de repertorio al ejecutar una alegre, pinturera y variada labor, de la que
destacó un toreo al natural y en redondo, pleno de temple y garbo, que mereció
los honores de la música y las ovaciones. Una excelente faena de Palomo
linares, en la que toreó con temple, mando y esa garra que le hace ser uno de
los toreros más taquilleros del momento. Mató de una estocada y se le otorgó la
oreja de su enemigo, con fuerte petición de otra y triunfal vuelta al ruedo,
recogiendo toda clase de prendas de vestir. El cuarto es un toro mansurrón, que
tras salir suelto del caballo, no se empleó nunca con bravura, haciendo una
pelea sosa y distraída, aunque en ocasiones embistiese a oleadas que encerraban
gran peligro. Pero como Palomo tiene oficio y valor, a fuerza de porfiar, de
pisarle el terreno al manso y deslucido animal, logró varias series de
muletazos sobre ambas manos, que se jalearon con fuerza. Mató de pinchazo,
estocada y descabello y escuchó una gran ovación con saludos. No se podía hacer
más que lo que había hecho, mostrarse torero y valiente siempre.
Palomo brindando el primero toro de su lote. |
Triunfador
grande, rotundo, ha sido Paquirri. El gran torero de Barbate ha dado una
completa lección de su alegre, mandón y clásico toreo. Largas afaroladas
rodilla en tierra, chicuelinas, verónicas plenas de hondura, han ido manando de
su templado capote, con el que ha gustado las mieles del triunfo más sonoro,
teniendo que saludar montera en mano en su primero, tras llevarlo
magistralmente al caballo con unas chicuelinas galleadas. Y en banderillas, una
vez más hizo gala de su completo dominio de la suerte, prendiendo en sus dos
enemigos pares de poder a poder y al quiebro que entusiasmaron y le valieron
las mayores ovaciones. La franela en sus manos ha sido látigo en las dobladas
iniciales con las que ha dominado la aspereza de su primero y caricia después
al templar extraordinariamente las embestidas de sus enemigos, a los que ha
instrumentado pases en redondo y al natural de perfecta armonía. Dos faenas
gemelas en calidad, idénticas en hondura y clasicismo, que han llegado con
fuerza tremenda a los tendidos, entregados al valor sereno y reposado del
gaditano. Cómo sería su primer trasteo de completo y acabado, que pese a
precisar de pinchazo, estocada con salida y descabello, se le otorgaron las dos
orejas y aún tuvo que dar dos triunfales vueltas al ruedo. En el sexto realizó
otra excelente labor muletera, que al ser rematada con una estocada y dos
golpes de cruceta, le valió las dos orejas y la salida triunfal en hombros. Un
triunfo claro, merecido y rotundo de Paquirri, un torero que va a más cada
tarde.
Paquirri, en un desplante muy de su marca. |
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