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sábado, 10 de septiembre de 2016

ASÍ FUE: RONDA, CORRIDA GOYESCA 9-9-1965

DOS OREJAS PARA ANTONIO BIENVENIDA; DOS Y RABO PARA ANTONIO ORDOÑEZ Y CUATRO OREJAS PARA CARLOS CORBACHO

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Ronda, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.

Se llega a Ronda por un camino serpenteante entre la serranía, abierto al filo mismo de los abismos, roca y piedra de impresionante grandeza. Y a esta Ronda de caballeros, toreros y hombres de serranía, llegamos esta fría madrugada de septiembre con la ilusión siempre renovada de ver a Antonio Ordoñez. Un día desapacible con fuerte frío y viento, con nubarrones que amenazaban con fastidiarnos el festejo. Pero estábamos en su tierra y Antonio dispuso que los elementos diesen una tregua, se abriesen las nubes y la ciudad toda se bañase con ese sol que aquí en la serranía parece que brilla más. Impresionados por la majestuosa grandiosidad de su tajo, por la luz de su cielo, hemos vivido en Ronda una jornada que se nos antoja imborrable. Y allí, en la más antigua plaza de la Real Maestranza que existe en España, en su arena bordeada por la piedra corroída de su arquitectura maravillosa, que ha vestido hoy sus mejores galas, hemos visto en todo su esplendor una corrida goyesca única.

Cartel original de la Goyesca 1965


     Antonio Ordoñez ha estado enorme de hondura, de clasicismo, de casta y de pundonor, dando una auténtica y acabada lección de lo que es la lidia de dos toros. Su capote bordó verónicas en las que el lento ir y venir de sus enemigos tras la templada seda torera, hacía parecer las suertes interminables. Verónicas de Antonio Ordoñez en las que dormían siglos de historia y de clasicismo. Verónicas en las que no cabía mayor pureza, como para conservarlas en una vitrina, para ser soñadas. Y está el rondeño enorme de casta, coraje y celo en el primero de su lote, un toro con acusada espereza, que puntea como un condenado y le pone los pitones en el pecho en cada muletazo. Pero Ordoñez no podía defraudar y vino la entrega de un hombre que sabe de responsabilidades. Y surgió la faena espléndida en su fondo y en su forma. La faena en la que se entregó por completo en unas dobladas magistrales y en un maravilloso toreo en redondo y al natural al que ponía contrapunto con largos y sentidos pases de pecho. Faena de gran exponer, de mejor torear, que precisó de dos pinchazos, una gran estocada en la que se dejó el corazón y dos golpes de cruceta. Le ovacionaron al término de su actuación. El segundo de su lote no era ninguna pera en dulce, que le tira la cara arriba y es también broncote. Pero había que triunfar. Ordoñez empuñó el cetro de su muleta en cuatro muletazos por alto a una mano en los que la gallardía de la figura tuvieron pleno acomodo. Y después aquello fue un derroche de fantasía creadora, de inspiración y gracia, de hondura y emoción. El toro estaba áspero, quería coger al torero al menor descuido, pero éste a golpes de corazón y ortodoxia, toreó con tal naturalidad y empaque que la plaza entera era un clamor de olés y ovaciones. La derecha dictó normas de torería, en tanto que la izquierda, la de la verdad sin trampa, puso roncos acentos en las gargantas al jalear una docena de pases naturales en los que el torero dando el pecho de frente a la verdad, hizo del pase fundamental monumento de autenticidad. Y vinieron después los elegantes pases de costadillo, y un desplante de rodillas en el que además del natural valor hubo arte a raudales. Media en la yema y descabello pusieron en sus manos las dos orejas y el rabo de su enemigo y la plaza desbordó de entusiasmo al pedir la pata de la res para el artista, que dio una colosal vuelta al ruedo y tuvo que saludar repetidas veces desde los medios.

     Antonio Bienvenida, magister súmmum de la tauromaquia, ha tenido también una brillantísima actuación en el primero de su lote al que ha desorejado por partida doble. Y es que Don Antonio ha toreado esta tarde con el capote como muy de tarde en tarde se ve. Y con la muleta ha llevado a efecto una variada y artística labor en la que el fino estilo de su toreo, la profundidad y grandeza de su quehacer torero, ha cautivado a todos. Torear con suprema facilidad, con naturalidad suma, eso ha sido lo que ha llevado a efecto Don Antonio Bienvenida y por ello, cuando pasaportó a su enemigo de pinchazo y media estocada, fue entusiásticamente aclamado en la triunfal vuelta al ruedo que dio al pasear las dos orejas que le fueron otorgadas. Su segundo por falta de fuerza, se puso a la defensiva, con menos de media arrancada. Pero Bienvenida volvió a estar torerísimo en la lidia de este toro, al que pasaportó de pinchazo y media y se le ovacionó al retirarse al callejón.

     Carlos Corbacho ha desorejado por partida doble a sus enemigos. En sus manos han ido a parar los dos mejores toros del encierro- el último fue un prodigio de temple y docilidad- La espada en estocada por toro que ha matado espectacularmente, le ha proporcionado tales trofeos. Al segundo le logró algunos derechazos buenos, pero en conjunto su labor ha carecido de relieve, pese a todos los trofeos que el público y la complaciente presidencia le ha otorgado.

     Abrió el festejo el caballero rejoneador Don Fermín Bohórquez, que con un novillo de la señora Escribano ha tenido una buena actuación, dando la vuelta al ruedo tras pasaportar a su enemigo de un certero descabello. Don Fermín prendió rejones y banderillas entre ovaciones y clavó dos rejones de muerte que precisaron el citado descabello.

     La corrida de Herederos de Carlos Núñez, bien presentada, peleó con cierta bravura con los montados y para los de redecilla, dieron el juego que queda reflejado.

     Y por hoy nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-