Aprieta el calor de firme en la tarde agosteña y un
aire seco azota los rostros. Feria de Bilbao. Feria del toro y del torero.
Estamos llegando a la cima de la temporada, Bilbao cae alto en el calendario
taurino agosteño. Su baluarte es de difícil conquista. La nueva fortaleza de
Vista Alegre levanta el rastrillo y encierra en ella lo más florido y exigente
de la afición española.
Aficionados de
categoría y con solera se dan cita en el cómodo y flamante coso de Vista
Alegre, plaza fuerte de la afición torista y en ese conocimiento las vacadas
anunciadas en el abono rivalizan por enviar sus encierros lo mejor presentados
posible. Es un público duro y entendido
a la par que justo.
Aquí se le rinde fiel culto al dios tauro y todos los
milagros toreros que se realizan son por su intercesión. Aquí se aquilata la
labor de los diestros en consonancia con la calidad de las reses y por ello es
posible que se ovacione una labor torera que en otras plazas hubiera sido
protestada, porque en Vista Alegre el aficionado bilbaíno ha sabido apreciar
ante todo el material que el torero tiene delante.
En resumen, EN
BILBAO Y EN SU REMOZADA Y FLAMANTE PLAZA, DA GUSTO VER TOROS. (Bilbao, 1962)
Curro Fetén con Manolo Chopera, de quien tuvo el orgullo de contar con su amistad. En su recuerdo. |
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