De nuevo Pamplona se nos presenta con su cara alegre,
su cara de fiestas de San Fermín, unas fiestas únicas que por su colorido y
autenticidad atraen a millares de turistas de todas partes del globo. Arde la
ciudad navarra de júbilo sanferminero y con los hoteles a tope y muchas gentes
durmiendo en los coches, han dado comienzo los sanfermines de este año de
gracia de 1967.
A las siete de la mañana, tras el disparo del cohete
anunciador, nuevamente hemos sido testigos del emocionante encierro. Miles de
pamplonicas han corrido en un codo a codo emocionantísimo delante de los toros
desde los corrales de Rochapea hasta la plaza de toros, reformada, aumentada en
su aforo, donde la multitud expectante se encontraba a la espera de la entrada
de los seis toros tras los centenares de valerosos mozos que habían corridaodelante de ellos en una carrera agotadora. Un encierro limpio. Después, retirados los toros, dieron suelta a las
vaquillas y desde ese instante, el ambiente, la animación no ha decaído en
ningún momento. Y por la tarde...la corrida.
DIEGO
PUERTA, CAPITÁN GENERAL DEL TOREO, CORTA CUATRO OREJAS Y RABO Y SALE DE LA
PLAZA EN HOMBROS.
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde
en Pamplona, octava de sus sanfermines, según la manera de ver de Curro Fetén,
servidor de ustedes. 14-7-67
Cuando Diego Puerta vio rodar a su segundo enemigo de
media estocada suministrada valerosamente, la plaza era un manicomio. Las
cuadrillas lanzaban al aire sus gritos y en ese momento saltó un mozo a la
plaza y resueltamente corrió hacia el torero que, con el rostro reflejando su
contento, regresaba hacia la barrera para depositar en manos de su fiel mozo de
espadas “Ramitos” la espada y la muleta con las que había redondeado un triunfo
de apoteosis. Se vio frenado Diego en su camino por el entusiasta que tras
abrazarle, con toda solemnidad, dio en ponerle a la cintura la faja roja de los
navarros y a nosotros nos pareció que con ello Diego valor y Arte había sido
investido por la afición navarra Capitán General del toreo. Un capitán por
Navarra, tierra de hombres que saben apreciar en todo su valor, su casta y su
arte sevillanísimo.
Fue un homenaje espontáneo, que nos llegó a todos al
premiar así el arte y el inmenso valor del gran torero de san Bernardo, que
había tenido una actuación brillantísima en sus dos toros. No es hora de
desmenuzar lo mucho y bueno que ha llevado a cabo esta tarde el sevillano,
máxime cuando millones de españoles han sido testigos afortunados de sus
proezas en Televisión Española y Matías Prats habrá llevado a todos los hogares
y a los pueblos más apartados de la geografía sus acertados comentarios. Pero
sí les diremos que el sevillanísimo artista ha tenido una tarde triunfal de
principio a fin.
Su capote se ha movido con esa gracia alada, con esa alegre
profundidad y ese colorido que Diego sabe imprimirle. Y así sus verónicas, sus
chicuelinas y su larga de rodillas instrumentada al cuarto de la tarde y de la
que salió un tanto comprometido, fueron como los cimientos sobre los que Diego
Valor construyó su éxito cumbre sanferminero. Ante dos toros con edad y
pitones, dos toros encastados, Diego toreó por todo lo grande y por todo lo
alto, dando a sus faenas una ligazón y una armonía, hijas de un dominio y un
valor poco común. Costaba estar delante de sus dos toros que tenían el peligro cierto
de los auténticos de su raza, pero a los que se impuso por imperativo de su
valor sin límites. Porque su muleta mandona supo templarles, llevarles
embebidos hasta hacer que la plaza entera fuese un clamor para premiar el
preciosismo de sus derechazos, sus pases de naturales, sus adornos garbosos y
los abaniqueos medidos y justos, instrumentados con una limpieza y una ligazón
extraordinaria. El perfume y la fragancia del mejor toreo de la escuela
sevillana corrió por medio del gran artífice en una tarde de inspiración
constante, de entrega absoluta. Una tarde en la que no sabemos qué destacar
más, si su gallardía o el arte alegre y jacarandoso con que se jugó la vida.
Por ello a nadie debe extrañar el sentido homenaje del mozo navarro y cuando
mató a su primero de gran estocada se le otorgaron las dos orejas de su
enemigo. Y al cuarto, tras realizarle una faena de superior calidad rematada
con media imponente, le cortó las dos orejas y el rabo. Un triunfo rotundo el
de Diego Puerta en estos sanfermines.
El joven Diego Puerta, triunfador de San Fermín 1967 |
Curro Romero, el faraón de Camas, ha tenido una
excelente actuación en el primero de su lote. Curro ha toreado a la verónica
con ese buen estilo, ese corte excelente de torero que posee y las ovaciones
han sonado fuerte en su honor. Con la franela ha llevado a cabo una entonada
labor compuesta de pases en los que ha
templado y ha corrido la mano de forma magistral, haciendo que la música
acompañase toda su actuación. La faena era de oreja en cualquier parte, pero al
resultar la espada un poco desprendida, el premio quedó reducido a una gran
ovación con saludos. En el quinto, un toro de Baltasar Iban, a Curro no le
soplaron los vientos de la inspiración y los malos mengues hicieron su
aparición. Realizó el camero una breve labor de aliño que no agradó y cuando
mató de estocada y descabello, se enfadaron con el diestro de Camas.
Tinín fue ovacionado en los lances de saludo al
tercero de la tarde, al que realizó una entonada labor desarrollada sobre ambas
manos, con profusión de pases de largo trazado que se jalearon menos de lo que
merecían, pues el diestro además que con el toro, tuvo que luchar contra el
fuerte viento que no dejaba jugar bien la tela torera. Mató de un pinchazo
hondo y la verdad, la cosa no gustó. Al que cierra plaza lo recibió con unas verónicas
de muy buen ver en las que intercaló chicuelinas y remate de artística
serpentina que fueron ovacionadas. Dio comienzo a su labor muletera con unos
pases por alto y otros de tanteo para proseguir ya entre música y ovaciones muy
templadamente sobre la derecha en series de pases diestros que remató con
forzados de pecho de muy buen cuño. Hubo también molinetes, pases naturales de
buen aire y otros adornos muy toreros. Mató de pinchazo, estocada y descabello
a la segunda y fue premiado con una ovación.
De la corrida de Antonio Ordóñez hubo de ser
sustituido un toro pues se partió en los corrales un pitón. Se lidió en su
lugar un ejemplar de la vacada de Baltasar Iban. Los de Antonio Ordóñez dieron
en conjunto buen juego, pelearon muy bien con los montados, derribando algunos
y estuvieron magníficamente presentados. Fueron toros con trapío y presencia y
por ello fueron aplaudidos en su aparición en la arena y en el arrastre varios
de ellos.
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro
Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-
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