Ha sido emotivo ver cómo
estos tres chavales, savia nueva de nuestra fiesta, salían en hombros de una
multitud entusiasmada. Porque esta tarde valenciana, los tres novilleros han
dado otras tantas lecciones de pundonor, de hombría y de ganas de ser toreros y
por ello, el triunfo no se les ha regateado. Ha sido la apoteosis de tres
toreros distintos, que caminan con pasos seguros por sendas bien diferentes
pero que confluyen en una misma meta de éxito.
El primer espada de la
interesante terna ha sido el venezolano ADOLFO ROJAS un torero que tiene color,
sabor y valor de torero revolucionario. Un torero que se entrega en todo
momento, largo, dominador de los tres tercios y que es además un fácil y seguro
matador, aunque en el primero de su lote no haya tenido suerte con el verduguillo
y por esa causa ha perdido el trofeo. Con el capote se ha hecho ovacionar al
torear por verónicas y al quitar por navarras. Con la muleta ha toreado muy
bien por derechazos y naturales pese a que el novillo era de media arrancada y
quedadote. Mató a su primer enemigo de pinchazo, estocada y descabello a la
cuarta y el premio quedó en una gran ovación con saludos. Pero donde realmente
dejo constancia de su valor, fue a lo largo de la lidia del cuarto, tras torear
a la verónica de forma colosal, le instrumentó una entonada labor muletera
iniciada con una pedresina de rodillas y continuada con otros pases de igual
guisa que pusieron la música en marcha. Ya de pie, corrió la mano colosalmente
en derechazos de gran temple y pases de variado y rico repertorio. Fue la suya
una labor torerísima por la perfecta ejecución de los muletazos y la ligazón
que tuvieron. Al intentar un natural, el novillo le cogió de mala manera, se
repuso y tras unos muletazos por alto, lo pasaportó de media. La plaza demandó
las dos orejas del de Joao Nuncio para Adolfo Rojas que pasó, tras recogerlas,
a la enfermería donde se le apreciaron fuertes varetazos que no le impidieron
continuar la lidia. En banderillas hizo alarde de su perfecto dominio de la suerte,
siendo ovacionado en ambos. Una gran tarde del venezolano.
De Córdoba y con muchas ganas
de ser torero es este FERNANDO TORTOSA. El mozo de la ciudad del califato ha
levantado un auténtico clamor al cortar la oreja a su primero y las dos al
quinto de la tarde. Mucho nos ha gustado
Tortosa. Tiene oficio, valor y buen aire torero y ha lucido sobre manera
durante toda la tarde. Con el capote torea a la manera clásica y en el segundo
tercio es un consumado rehiletero. Un banderillero de mérito, dominador de la
suerte, fácil y espectacular, le han ovacionado en sus dos enemigos. Sus dos
trasteos muleteriles han estado marcados por el signo de la eficacia imprimiendo a los pases un temple y un mando
muy de alabar. Torero fundamentalmente cordobés, seco, entero, sobrio y con un
gran valor que le hace llegar al público con fuerza. Sus derechazos, naturales
y de pecho, han tenido el sello de lo auténtico. Torero poderoso y conocedor de
la materia. Da gusto verle andar por la plaza. Es un matador de toros y para probarlo
ahí han quedado sus dos estocadas, una en cada novillo, en las que ha dejado
constancia de su condición de artífice de la suerte suprema. Un interesante
novillero, un torero completísimo que, sin duda alguna lucirá mucho como
matador de toros.
La sorpresa de la tarde nos
la deparó JUAN CARLOS BECA BELMONTE. Ser nieto del "Pasmo de Triana"
obliga mucho. A tanto, que fuimos a la plaza dispuestos a sacarle todos los
defectos posibles. Y es que hay que ser un torero muy grande para que la gloria
del coloso no borre al novel. No pudo estar bien en el primero de su lote. Los
nervios de toda presentación y el gazapear del novillo eran demasiadas
dificultades por vencer. No se centró con él, esa es la pura verdad y cuando lo
finiquitó de dos pinchazos y media, escuchó cariñosos aplausos. El sexto salió
frenado ante los capotes y haciendo cosas feas. Nos quedamos sin ver al
muchacho, pensamos. Pero el chaval lo entendió a la perfección, lo metió en su
capote y le enseñó a embestir,
cuajándole después una bella labor muleteril. Una faena de esas que sirven para
consagrar a un torero. Una labor compuesta de pases medidos, rítmicos y
templados. Una faena en la que el duende, ese no se qué de los elegidos, estuvo
presente pleno de inspiración, donaire, hondura y clasicismo que puso al público
en pie. La mano diestra se movió con un sentido de la medida francamente
admirable y cuando rodó el toro a sus pies de una gran estocada, la plaza
entera y hasta el exigente aficionado Jesús Cobarro, pidió en medio de gran
alboroto las dos orejas y el rabo para el triunfador. Saltaron los capitalistas
y en hombros Juan Carlos Beca Belmonte fue sacado de la plaza mostrando los
trofeos conquistados.
En medio de una gran ovación
de despedida, Adolfo Rojas, Fernando Tortosa y Juan Carlos Beca Belmonte fueron
llevados en triunfo por las calles de Valencia.
La corrida de Joao Nuncio
cumplió con los montados y no ofreció dificultades.
Y ya hasta mañana en que les relataremos
lo que acontezca en la primera corrida de esta feria de Fallas, muy buenas
noches.-
Saliendo en hombros al final de la novillada |
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