Tercera
de Feria.
Las
ferias las hacen los toreros, dígase lo que se diga. Y en esta tercera de abono
malagueña los tres espadas alternantes han acaparado la atención del público
aficionado que ha acabado con el papel a tal velocidad que la reventa ha hecho
su agosto. Antonio Ordóñez, Paco Camino y Santiago Martín El Viti, tres
toreros, tres estilos y tres formas diferentes de concebir e interpretar el
toreo. Tres maestros en el mas amplio concepto de la palabra, tres figuras
cumbres del toreo. Los toros de don Samuel Flores, bien presentados, han
cumplido con los montados, aunque algunos han salido sueltos. El quinto saltó
al callejón y llegó a la muleta con aspereza y no dando ocasión de lucimiento.
Antonio Ordóñez, el mago torero de Ronda, ha cuajado una actuación memorable. De su capote han fluido verónicas en las que el rondeño ha hecho del lance fundamental un canto a la autenticidad del toreo. Lances de templanza y cargazón en los que ha dejado la impronta de un sentido torero de gran calidad que ha llegado con fuerza a los tendidos. El toreo, todo lo que de bello y armonioso tiene, ha estado en esas verónicas de Ordóñez. Y con la muleta, el apoteosis de su estilo clásico, de belleza, arte, poderío y sapiencia. Dos faenas en las que Antonio ha esculpido naturales, derechazos, y pases de pecho monumentales en los que la inspiración, el temple y la majestad de su arte han puesto en los tendidos grandes ovaciones. Mató a su primero de una gran estocada y se le otorgaron las dos orejas de su enemigo. Al cuarto lo toreó superiormente a la verónica y tras realizarle una maravillosa faena lo mató en corto, por derecho, cruzando a la perfección, enterrando todo el acero en el morrillo de su enemigo, dando a la suerte suprema, siempre brusca, un sentido de la belleza y la estética. El toro rodó sin puntilla y Antonio paseó por el ruedo mostrando las dos orejas y el rabo obtenido en medio de las mayores manifestaciones de entusiasmo. Arte hasta en la forma de andar por la plaza. Calidad en todo lo que lleva a efecto.
Antonio Ordóñez |
Para Paco
Camino ha sido lo más deslucido del encierro de Flores. Un primer enemigo que
pelea a la defensiva, se queda corto y en nada ayuda para el lucimiento. El
Camero, que fue ovacionado en los lances de saludo, realiza con tan deslucido
enemigo una faena breve y entonada que remata con dos pinchazos, media y
descabello y se le ovaciona. El quinto deja en ridículo a los que dicen que no
hay quinto malo. El toro saltó a la primera ocasión al callejón donde sembró el
desconcierto. A la muleta llegó quedándose corto sin emplearse. Con él Paco
estuvo en plan torero, dominador y con excelente estilo, cuajando muletazos
sobre ambas manos que merecieron los honores de la música y las ovaciones. Lo
mató de estocada y descabello a la segunda y hubo ovación y saludos para el
camero, que no tuvo esta tarde el mejor material para el lucimiento.
Santiago
Martín El Viti, ha cuajado su verdad torera a lo largo de una de las mejores
actuaciones que le hemos visto. Se le esperaba con expectación, con curiosidad
y hasta con cierta reserva, pues en esta plaza no había dado hasta hoy la
medida de su auténtica categoría. Pero tras esta actuación Santiago Martín, el
gran maestro de Vitigudino, es una de las figuras más queridas y admiradas de
Málaga. Porque hoy ha dejado patente su arte sobrio, señorial, magnífico. Un
arte en el que parece vivir la grandiosidad de su tierra castellana, puro,
inmenso, con raíces profundas en los más añejos entronques del toreo clásico.
Con el capote se ha ganado sonoras ovaciones en su lancear majestuoso y con la
muleta ha cincelado dos colosales faenas en las que el temple, el dominio y el
mando ha, sido las columnas en las que ha basado su triunfo. Pisando muy buen
terreno, llevando superiormente embarcado a sus enemigos, ha toreado por
redondos, naturales y de pecho. Derechazos y naturales en los que no cabe mayor
autenticidad. Su primera faena tuvo tal calidad que cuando rodó su enemigo de
una gran estocada y dos golpes de cruceta, se le otorgaron, por unánime
petición del público, las dos orejas y el rabo de con cuyos trofeos paseó en
triunfo por el ruedo. Al sexto le cortó las dos orejas tras enorme labor
muletera rematada con superior estocada y certero descabello. Un triunfo
sonado, rotundo el del gran torero charro, que salió en hombros de la plaza en unión
del rondeño.
Y nada
más, hasta mañana a esta misma hora en que les relataremos lo acontecido en la
cuarta de esta feria malagueña, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas
noches a todos. 2-8-66
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