viernes, 9 de septiembre de 2016

ASÍ FUE... HISTÓRICA CORRIDA DE MIURA. SEVILLA 1970

Hoy en nuestro "ASÍ FUE"...

LIMEÑO, PALOMO Y EL HENCHO SALIERON POR LA PUERTA DEL PRÍNCIPE. TODOS LOS TOROS DE MIURA, DESOREJADOS.

Curro Fetén, Sevilla 19-4-70

El Cartel de la última de feria sevillana. Año 1970


     Décima y última de feria. Con llenazo de reventón, cartel de no hay billetes y abuso de reventa, se dio la tradicional corrida de Miura, que viene a cerrar con broche de oro la feria de abril de este año. El cartel era interesantísimo, puesto que al lado del triunfador eterno de la miurada, Limeño y a la presentación en Sevilla como matador de toros del cordobés Florencio Casado El Hencho, aparecía el de un torero que apasiona como pocos. Estamos mencionando a Sebastián Palomo Linares, del que muchos creían que no se iba a presentar ante la dura corrida y era el interés principal de ella.

     Los Miuras, grandes y bien presentados, pelearon regularmente con los montados y si nos apuran, hasta mansurronearon un poco, pero hubo cuatro toros, los cuatro primeros, que dieron excelente juego para los de a pie, cumpliendo los otros dos.

     Decir Miura en Sevilla es como decir que en el cartel figura ese torero singularísimo, especialista en su lidia, que es José Martínez “Limeño”. El de Sanlúcar acostumbra a cortarle todos los años las orejas a los que le caen en suerte y es una garantía para el aficionado. Este año no ha querido ser menos y ha logrado otro gran éxito en sus dos toros, a los que ha toreado con capa y muleta con su habitual maestría, con su buen hacer y su poderío del que tanto se precisa para salir airoso del empeño. Y como con la espada se ha mostrado segurísimo –estocada por toro- le han otorgado con todo merecimiento las dos orejas de cada uno de su lote. Otro gran éxito de Limeño con Miuras que esperamos le sirva para lograr nuevos contratos, que merece por su valor y arte.

     Sebastián Palomo Linares ha tenido el gesto, gran gesto en estos tiempos tan faltos de ellos, de venir a Sevilla a torear los Miuras, cuando por su cartel  buen crédito bien pudo haber escogido otra corrida más cómoda. Pero como queriendo dar un rotundo mentís a los que le tachan de torerito prefabricado, matador de becerros, ha querido presentarse en el coso del Baratillo con una corrida de la tan temida divisa, terror antaño y hogaño de muchos coletudos. Y su gesto se ha visto compensado con un éxito resonante que le ayudará para encumbrarse definitivamente. Con conocimientos del toreo, poniendo a contribución un valor sereno y seguro y una arte personalísimo, Palomo Linares ha convencido a la difícil afición sevillana, que junto a la llegada de toda España, formaban un tribunal exigente y justo al que era muy difícil darle gato por liebre. Triunfo pues, sin trampa ni cartón, porque ha llegado ante auténticos toros y del brazo de un toreo aún más auténtico, el que brota de la entrega y la inspiración de un muchacho que por sentirse figura, por creerse torero, ha estado dispuesto a demostrarlo. Ha sido el suyo un triunfo de un torero que dará mucho que hablar a los aficionados. Toreo auténtico con capa y muleta y como con la espada se ha mostrado decidido – estocada y descabello en uno y gran estocada en el otro- se le ha otorgado una oreja de cada uno de los miureños que ha pasaportado, entre fuerte petición de mayores lauros y grandes ovaciones. Tras pasear la oreja del quinto, invitó a sus compañeros de terna a compartir su éxito y dieron aclamada vuelta al ruedo.

     Una gran sorpresa ha sido la presentación como matador de toros en Sevilla de Florencio Casado El Hencho. Veíamos por primera vez a este bravo torero y en verdad que nos ha causado una excelente impresión. No es fácil con el capote, pero con la franela en la mano, ya es otro cantar. Clava las zapatillas en la arena y aguantando impávido, hace un toreo de clase y sobriedad que llega al público con enorme fuerza, de ahí que sus dos trasteos muleteriles hayan transcurrido entre música y continuas muestras de entusiasmo de la concurrencia. Resultó cogido con gran aparato por su segundo, pero siguió tan valiente o más que anteriormente. Mató al tercero de una corta y dos golpes de cruceta y al sexto de dos pinchazos y estocada. Le otorgaron la oreja de ambos y paseó en triunfo por el ruedo.


     Al final, los tres espadas fueron sacados de la plaza en hombros por la Puerta del Príncipe, honor reservado a los grandes triunfadores.- 

Las crónicas completas de la Feria de Abril de Sevilla 1970 las puedes ver también en:

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