miércoles, 23 de agosto de 2017

VISTA ALEGRE, 55 AÑOS.

Aprieta el calor de firme en la tarde agosteña y un aire seco azota los rostros. Feria de Bilbao. Feria del toro y del torero. Estamos llegando a la cima de la temporada, Bilbao cae alto en el calendario taurino agosteño. Su baluarte es de difícil conquista. La nueva fortaleza de Vista Alegre levanta el rastrillo y encierra en ella lo más florido y exigente de la afición española.
 Aficionados de categoría y con solera se dan cita en el cómodo y flamante coso de Vista Alegre, plaza fuerte de la afición torista y en ese conocimiento las vacadas anunciadas en el abono rivalizan por enviar sus encierros lo mejor presentados posible.  Es un público duro y entendido a la par que justo.
Aquí se le rinde fiel culto al dios tauro y todos los milagros toreros que se realizan son por su intercesión. Aquí se aquilata la labor de los diestros en consonancia con la calidad de las reses y por ello es posible que se ovacione una labor torera que en otras plazas hubiera sido protestada, porque en Vista Alegre el aficionado bilbaíno ha sabido apreciar ante todo el material que el torero tiene delante.

 En resumen, EN BILBAO Y EN SU REMOZADA Y FLAMANTE PLAZA, DA GUSTO VER TOROS. (Bilbao, 1962)
Curro Fetén con Manolo Chopera,
de quien tuvo el orgullo de contar
con su amistad. En su recuerdo.


domingo, 20 de agosto de 2017

"PAQUIRRI" REDONDEA SU SEMANA GRANDE EN BILBAO. 26-8-67

"PAQUIRRI" QUE CULMINA SU GRAN FERIA, ES LLEVADO A HOMBROS HASTA EL HOTEL.

Toros de Benítez Cubero y doña María Pallarés de Benítez Cubero, para Julio Aparicio, Paquirri y Ángel Teruel.
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Bilbao, séptima de sus corridas generales, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.-  26-8-67
La séptima de esta Semana Grande Bilbaína ha sido la más completa de las corridas de toros que se han venido celebrando. En ella el poderío, el arte asombroso y el valor de los tres espadas nos han deparado una tarde de grato recuerdo.
Francisco Rivera "Paquirri" 1967

Paquirri ha redondeado con la de esta tarde, una gran feria de Bilbao. Su afán de triunfo, su juvenil prestancia, su valor y su arte largo y profundo, le han deparado un triunfo resonante en sus dos enemigos con los que ha llevado a cabo dos completísimas labores toreras que han entusiasmado a los aficionados hasta el paroxismo. A su primero lo saludó con una larga de rodillas y unos excelentes lances en los que bajó las manos como los buenos y templó mucho y bien, ganándose por ello grandes ovaciones. Unas chicuelinas galleadas, preciosas, sirvieron para colocar en suerte a su enemigo, que derribó en la primera y única vara que tomó a petición del propio espada. Acto seguido y entre ovaciones de la multitud, banderilleó haciendo gala de su completo dominio de la suerte, siendo el postrero par al quiebro y en el platillo de la plaza, algo inenarrable. Con la franela, tras brindar al respetable, llevó a cabo una torerísima labor desarrollada sobre ambas manos y compuesta de toda clase de pases perfectamente ligados y rematados, que le valieron música y olés. Mató de pinchazo y estocada y dio la vuelta al ruedo mostrando la oreja de su enemigo, ganada con toda suerte de votos a favor. Pero mejor aún estuvo en el quinto de la tarde, al que tras torear superiormente en los lances de saludo, hizo un apretado quite por gaoneras en las que se arrimó de veras. Poca fuerza tiene la res, que por ese motivo toma una sola vara y de nuevo pone la plaza boca abajo en dos pares de poder a poder imponentes y otro con doble quiebro de antología. Con la franela, toreó con tal gusto, dominio y valor, que la música no cesó en ningún instante para premiar la clásica y variada labor que el de Barbate desarrolló sobre una y otra mano. Una gran estocada y dos golpes de cruceta pusieron en sus manos la oreja del de Benítez Cubero, con cuyo trofeo dio aclamadas vueltas al ruedo. Al final del festejo, Paquirri salió de la plaza en hombros de los entusiastas. El de Barbate, cada día más torero, está cuajando en una gran figura.
Paquirri en un lance al natural.
Julio Aparicio, como primer espada de la terna, ha oficiado con toda la eficacia, naturalidad y el magisterio más absoluto, para mostrar el camino que conduce a una lidia sabia, al dominio de todas las suertes del toreo. En su primero, un toro mansurrón que fue picado a fuerza de muchos afanes y que salió siempre suelto del caballo, el maestro de Pardiñas toreó a la verónica con esa sublime facilidad, esa naturalidad que hacen de su toreo un punto y aparte. A la muleta llegó su enemigo con corta acometida y echándole la cara alta en el remate de los muletazos. Pero como es un maestro innegable, Julio estuvo con este toro muy bien, construyendo una faena meritísima sobre ambas manos, que se acogió con música y aclamaciones. El mando absoluto de su privilegiada muleta, su poderío, hicieron que su enemigo tomase varias tandas de derechazos y naturales que, al ser rematadas con los forzados de pecho, entusiasmaron al respetable. Mató de estocada y descabello y fue premiado con una gran ovación y saludos desde el tercio. Pero donde más brilló el magisterio del madrileño fue a lo largo de la lidia del cuarto toro de la tarde, al que saludó con unas verónicas plenas de dominio, temple y suavidad que pusieron al público en pie al rematar la serie de lances con dos medias de impecable ejecución. Dos varas tomó el de María Pallarés de Benítez Cubero y tras brindar Julio a un amigo, dio comienzo su bella disertación torera. Fue su faena la obra de un torero en el cénit de su carrera. Una labor muletera en la que el gran artífice toreó de forma insuperable al natural. Naturales plenos de armonía, de ritmo, de hondura en los que templó de forma colosal. La mano diestra también buscó por los senderos de la más pura ortodoxia el éxito, que le llegó con fuerza en varias series de derechazos. En fin, una gran faena de Julio Aparicio en la que el mismo maestro supo transmitir su arte con fuerza a los abarrotados tendidos. Mató de una gran estocada y se le otorgó una oreja. Parco premio para la brillantez que todo había revestido. Al toro, sin que sepamos porqué, se le dio la vuelta al ruedo.
Para sustituir a Palomo Linares, la empresa Chopera, con muy buen criterio, contrató al nuevo valor del toreo Ángel Teruel. Y el muchacho con los dos toros más molestos y peligrosos del encierro, ha dejado una gratísima impresión. Suelto, hábil y dominador, al propio tiempo que artista, ha gustado mucho a todos. El primero era uno de esos toros capaces de traer de cabeza al más pintado. Un toro que frena en mitad de la suerte, que atropella y tira unos tornillazos de miedo. Pues con este toro anduvo Ángel Teruel a zapatillazos, como se dice entre los taurinos. No se puede estar más torero, más centrado ni con más cabeza que como él ha estado. En los lances de saludo, con excelente juego de brazos ya dejó constancia de su sapiencia y maestría y en banderillas, estuvo elegante y fácil. Cuadró y levantó los brazos superiormente para prender con elegancia los garapullos por lo que fue ovacionadísimo. Pero donde nos gustó de verdad fue al manejar la franela. El toro tenía mucho que torear y más que poder. Pues con un toro de las condiciones apuntadas, anduvo el muchacho suelto y fácil, dominador y torerísimo. Buscaba el toro quedarse en mitad de la suerte, pero el torero no le quitaba la muleta de la cara, ni le perdía ésta y llevándole toreadísimo, completaba el muletazo con tal limpieza, con tal naturalidad y tan fácil maestría, que entusiasmaba al aficionado. Esto es torear: lidiar primero, someter al mando de la muleta al toro y llevarle después con temple y mando a donde el torero quiere. La plaza era un clamor ante un torero que sabe torear y que lo hace con una facilidad que hace olvidar el peligro y las dificultades del toro. Y así, toreando con sentido y con cabeza, pudo cuajar varias series de pases naturales excelentes y varios derechazos superiores. Y cuando el toro, con su aspereza quería acosarle, salvaba el trance con variados recursos. En fin, con un toro al que otros no le hubieran quitado ni las moscas, nos ha gustado mucho por el sentido tan extraordinario con que ha resuelto la papeleta. La espada al caer atravesada primero, un nuevo pinchazo, una corta y descabello, dejaron al joven espada sin trofeos, pero fue obligado a saludar desde el tercio. Tranquilo, fácil y torerísimo lanceó al que cerró plaza, un toro que embestía con la cara alta y que murió así. La res, tras tomar tres varas, llegó a manos del joven maestro distraída y sin emplearse. Anda suelto con él, haciendo gala de su gran sentido torero, realizándole una entonada labor muletera, en la que dejó nuevamente constancia de su calidad. Mató de una gran estocada y certero descabello, pues al amorcillarse el toro hubo de descabellar. Obtuvo petición de oreja y vuelta triunfal al ruedo.
Angelito Teruel
Y nada más, desde Bilbao y hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-

miércoles, 9 de agosto de 2017

TRADICIONAL CORRIDA DE SAN LORENZO 10-8-67

APARICIO, CAMINO Y ANGEL TERUEL, TRIUNFADORES EN LA  CORRIDA DEL DIA DE SAN LORENZO

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en San Lorenzo de El Escorial, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 10-8-67

Llenazo hasta la bandera en la plaza escurialense. El cartel no era para menos, toros de la vacada portuguesa de Palha, que cumplieron, para Julio Aparicio, Paco Camino y Ángel Teruel, que sustituye a El Viti.

Atractivo cartel el de hoy
en El Escorial.


Julio Aparicio, el gran maestro de Madrid, tiene una actuación plena de aciertos. Su juvenil veteranía, su maestría y dominador estilo, le llevan a obtener un triunfo completo. Toreó a su primero con elegancia, hondura y ese sentido de lo auténtico que sabe imprimir a todo cuanto ejecuta. Sus verónicas rítmicas, templadas, fueron acogidas con grandes muestras de complacencia. El toro, tras tomar una vara llegó a la muleta del maestro de Pardiñas sin emplearse, quedándose corto y gazapeando. Pese a ello, Julio anduvo con él con gran facilidad y estilo clásico  y le llevó a cabo una completa labor muletera, que se premió con música y ovaciones. Por precisar de tres envites con el acero y un descabello, la cosa quedó en aplausos. 
Pero en el cuarto de la tarde, sacó a relucir todo su poderío en una completa labor con capa y muleta con la que llevó a cabo una extraordinaria faena, en la que toreó colosalmente sobre ambas manos en un alarde de torería que enardeció al público en los tendidos. Sus naturales largos, templados y mandones, su toreo diestro desarrollado con suprema prestancia. Una faena de maestro en la que destacaron junto a los pases fundamentales, los de pecho y los adornos y desplantes valerosos, ejecutados con un sentido de la medida y la oportunidad extraordinario. Una gran faena rematada con un pinchazo y media que fue premiada con la oreja y petición de otra para el madrileño, que paseó por el ruedo en triunfo.

Paco Camino ha tenido una tarde cumbre. A sus dos toros los ha toreado con el capote con esa calidad, esa hondura y ese clasicismo a que nos tiene acostumbrados. Sus verónicas, templadas y magníficas fueron un dechado de perfecciones toreras y con la franela, entre el general alborozo de los repletos tendidos, toreó tanto como le vino en gana. Dos faenas de insuperable trazado en las que el artista, adelantando la muleta prendía en ella a sus enemigos para, cargándoles la suerte, ejecutar con una limpieza extraordinaria el derechazo o natural en series de belleza insuperable, a las que ponía el gallardo contrapunto de unos pases de pecho hondos y sentidos. Paco Camino, ha dejado patente, a las puertas de Madrid, su gran momento artístico. Mató al segundo de la tarde de dos pinchazos y media y al quinto de pinchazo y gran estocada. De ambos se le otorgaron las dos orejas, dando triunfales vueltas al ruedo.

Debutaba en las cercanías madrileñas Ángel Teruel. Al muchacho no le veíamos desde el día de su triunfal alternativa en Burgos y teníamos ganas de verle nuevamente para poder aquilatar sus progresos. Su primero fue devuelto a los corrales por supuesta cojera y el toro que saltó a la arena al correrse el turno, no fue por su mansedumbre y su falta de clase, material adecuado para el lucimiento, pues el toro llegó a la muleta derrumbándose al menor esfuerzo y quedándose en mitad de la suerte. Su labor muletera fue, por ello, un mero intento, por lo que decidió pasaportarlo con rapidez, lo que logró de pinchazo y estocada, siendo aplaudido en tanto que se pitaba el arrastre del pupilo de la vacada portuguesa. En el sexto de la tarde, un sobrero de Arribas, Ángel Teruel dio cabal medida de sus posibilidades, de su condición de figura interesantísima. Buenos lances a la verónica en los que jugó los brazos y templó de maravilla, al igual que en las tres verónicas y media de remate que compusieron su quite. Ya estaba el público con el torero madrileño cuando requirió los garapullos, para prender con hábil maestría, con sentido de la suerte, dos pares de poder a poder soberbios, que le valieron otras tantas ovaciones. Y  la plaza se vino abajo cuando prendió un par al quiebro y con la muleta, otro alboroto. Su faena, brindada al respetable, fue un dechado de perfecciones toreras, pues templó y corrió la mano de manera asombrosa en series de pases en redondo y al natural, con remates de pecho, de empaque y grandeza. Una gran faena rematada de una estocada y un certero descabello que le valieron las dos orejas, el rabo y la triunfal salida en hombros.


Ángel Teruel preparandose en la ejecución de un par.
Julio Aparicio y Paco Camino, que se negaron a salir en hombros, fueron despedidos con una gran ovación. En resumen, una gran tarde de toros esta de hoy en El Escorial, en la que los tres maestros han triunfado apoteósicamente. Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches


martes, 1 de agosto de 2017

LA MAJESTAD DEL TOREO. ANTONIO ORDÓÑEZ. FERIA DE MÁLAGA 1967

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Málaga, dentro de su tradicional Feria de Agosto, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.- 3-8-67
Una delicia, un puro deleite es ver torear al rondeño, pero cuando además se siente inspirado, la majestad, el duende y el empaque de su toreo único hace que los aficionados la gocen en grande. Tener sentido torero, esto es, torear adecuadamente a cada toro, es muy difícil, pero más difícil es tener el sentido estético y de belleza que tiene el maestro de Ronda. La medida, el ritmo, el son que imprime a su capote, el temple de su muleta, es toreo por cante grande, martinetes de la Cava. Ese pellizco, ese sentir el toreo con sabor y empaque, ese hacerlo fácil a fuerza de ser difícil, es patrimonio exclusivo de artistas que como Ordóñez, son figuras de la fiesta. Torear con gusto, con recreo, con sentimiento, desde que el toreo existe, se pueden contar con los dedos de una mano y aun sobrarían dedos, las figuras que lo han hecho. Y esta tarde Antonio ha sido más que nunca el artista de la máxima calidad que con su toreo suave, rítmico y rico en los más bellos matices, hace obras de arte en cada lance. Dueño y señor del lance fundamental, verónicas dignas de figurar en las antologías toreras, dictando con su fácil y natural ejecutoria, las normas del templar, mandar y cargar la suerte. El más puro aire rondeño, preñado de madreselvas y romero ha movido su capote con suavidad extraordinaria, componiendo cuadros de plasticidad única. Y con la muleta, cuarenta pases lentos, pausados, limpios desde la iniciación al remate, ligados y templados al máximo.  Series de derechazos y naturales a los que ha puesto el contrapunto de los pases de pecho y los adornos garbosos y pintureros. Una gran estocada, con excelente estilo, deja para el arrastre a su enemigo y Antonio recorre el ruedo en triunfo recogiendo el tributo de los aficionados que habían premiado su gran faena con las dos orejas y el rabo.
Ordóñez en un desplante al cuarto de la tarde.
En su primero, un toro que salió frenando ante los capotes, montado con la cara arriba  y que salió suelto de los caballos, poco o nada cabía hacer, salvo lidiarlo con el sentido y conocimiento propio de un maestro. El toro se quedaba bajo la muleta y buscaba en todo momento. El de Ronda estuvo con él breve y eficaz. Lo mató de estocada y fue aplaudido. Una gran tarde del Rondeño.
  Antonio Ordóñez. Fotos: Botán.

JOSE FUENTES no ha tenido suerte con el acero. De haber estado mas afortunado, sus dos labores muleteras hubieran sido premiadas con trofeos. Porque el gran maestro de Linares, en esa línea de torería auténtica y de superación constante que hemos advertido en su toreo, ha estado sencillamente magistral. Su muleta ha lucido extraordinariamente en series de derechazos, naturales y de pecho. Pases en los que ha templado y corrido la mano dando a su toreo una sinceridad y una autenticidad dignas de alabanza. Dos faenas modélicas en las que José Fuentes ha dejado una vez más patente su condición de torero fino y elegante, de torero poderoso y artista de los que torean y no de los que da pases al tun tun. Elegante y con sentido, Fuentes ha toreado como deben torear los que quieren dejar huella en la fiesta. Después, el acero le ha dejado sin trofeos, pero el regusto de sus dos labores muleteras ha quedado en todos los paladares. Por ello, aunque no ha cortado orejas, le contamos como auténtico triunfador.
PEDRIN BENJUMEA resultó conmocionado en el que cerró plaza. El muchacho se había apretado en los lances de saludo. El toro, que salió suelto de los montados, llegó al trance final quedándose corto, pero él a fuerza de aguantarle, de pisarle su terreno, le cuajó un excelente trasteo que llegó con fuerza a los tendidos. No pudo completar su arrogante labor muletera, pues el toro, al quedársele corto, le cogió con aparato, quedando conmocionado, por lo que fue retirado a la enfermería en tanto que el rondeño pasaportaba al de Núñez de una estocada. Pero antes, en el tercero de la tarde, el personal estilo de Benjumea, su valor sin trampa y su entrega, brillaron con luz propia al torear apretadamente a la verónica y realizar una faena valentísima en la que expuso lo indecible en series de muletazos sobre ambas manos ligadísimos, en los que se jugó la piel. La faena tuvo garra y vibración y cuando el toro,  le embestía descompuesto, Pedro lo salvaba logrando muletazos muy emotivos. Media estocada dejaba para el arrastre a su enemigo y Benjumea paseó por el ruedo la oreja del campo gaditano en medio  del clamor unánime del público.

Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-