lunes, 29 de mayo de 2017

TRIUNFO DE LOS TOREROS "YE-YES" EN LA FERIA DE CÁCERES. 31-5-67

TRES OREJAS Y RABO PARA PALOMO LINARES Y CUATRO PARA PEDRÍN BENJUMEA.

Comentario a la corrida celebrada esta tarde en Cáceres, segunda y última de su feria de San Fernando, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes 31-5-67


La terna del cartel de hoy: Curro Romero,
Pedrín Benjumea y Sebastián Palomo Linares.


En esta última corrida de la feria cacereña se registra un gran triunfo de los toreros ye-yes, Palomo Linares y Pedrín Benjumea y del Faraón torero de Camas, Curro Romero, que ha lucido extraordinariamente su arte y ha cortado una oreja. Una gran entrada, lleno y gran expectación por ver a esta nueva pareja de la torería y al torero sevillano, que cuenta aquí con múltiples admiradores. Se ha lidiado una corrida de la vacada de doña Mercedes Pérez Tabernero Montalvo, que en su conjunto ha dado buen juego, siendo los más molestos los corridos en tercero y quinto lugar, condenado a banderillas negras este último.

Curro Romero ha sido la esencia misma del toreo. Sus lances a la verónica instrumentados a sus dos enemigos han tenido toda la honda y desmayada cadencia de su toreo. Verónicas pletóricas de temple, de ritmo y armonía, que se han acogido con grandes manifestaciones de entusiasmo. Después, con la franela ha toreado con excelente gusto en sus dos toros, con ese arte y duende que posee con el que más que torear, hace estampas, cromos de una belleza y colorido únicos. El temple y el ritmo que imprime a las telas toreras en tarde como hoy, de inspiración, hace que gustemos de las excelencias de su clásico toreo.  Toreo por todo lo alto y por todo lo grande, con pases plenos de donaire y de sabor, que han llegado con fuerza a los tendidos. Pudo haber desorejado a los dos toros, pero pinchazo, media y descabello dejaron el premio en el que abrió plaza en una triunfal vuelta al ruedo con petición de oreja, la cual le fue entregada en el cuarto de la tarde, al que pasaportó de pinchazo y estocada. Sigue pues Curro, empecinado en el triunfo.

La plaza ha vibrado con el arte asombroso, el valor y el celo de este crío que se llama Sebastián Palomo Linares. Está el muchacho mejor que nunca, con un sitio extraordinario, con el mismo celo de siempre y crecido. En su primero, ha toreado con el capote de forma admirable. Verónicas de abierto compás y medias definitivas y después,  una faena de muleta sencillamente fabulosa. Una gran faena en la que el diestro de Linares ha puesto todo su sabor a toreo grande en unos muletazos sentado en el estribo y unas series de pases sobre la derecha y al natural en pases largos, pausados, en los que llevaba muy embarcado a su enemigo, con un gusto y un recreo en la ejecución de los mismos, admirable. Y así se puso la plaza de aclamaciones cuando toreó al natural con cierre de pecho hondos y en los abaniqueos, en los adornos pintureros, que colmaron la copa del triunfo. Una gran faena, completa, brillante de gran calidad en la que toreó cuanto y como le vino en gana. Mató de una gran estocada y paseó por el ruedo las dos orejas y el rabo de su enemigo, recogiendo toda clase de prendas de vestir que le arrojaban a su paso. El quinto, condenado a banderillas negras, frena ante los capotes y le propinan tres o cuatro picotazos tras acosarle mucho, pues el toro, en cuanto le ponían en suerte, salía de naja. A la muleta, llegó con fuerza, bronco y con genio y ahí, con un toro de tales características, nos gustó Palomo, que se metió muy bien con él en unas dobladas torerísimas en las que pudo a su enemigo, propinándole unos muletazos de castigo que entusiasmaron. Tenía mucho que torear el toro y Palomo le pudo y anduvo con él desahogadamente. Por ello, cuando le pasaportó de una estocada, se le otorgó una oreja y dio triunfal vuelta. Al final fue sacado en hombros.

Y qué decir de Pedrín Benjumea? Que ha estado muy torero y valiente, pero sobre todo, ha estado cumbre, genial pisando un terreno de espanto, un sitio en el que él está levantando un nuevo Banco de España, una nueva casa de la moneda en la que habrá que acuñar billetes, porque de seguir por esos caminos, este muchacho impávido hasta más allá de lo posible, ganará un fortunón con los toros. Esta tarde ha lucido sobremanera al torear a la verónica y al quitar por apretadas gaoneras, así como al llevar con unos lances por delante a sus enemigos al caballo para colocarles en suerte de ser picados. Y con la muleta ha llevado a cabo dos trasteos pletóricos de aguante, de quietud y de entrega, que han entusiasmado muy justificadamente a los aficionados. Parece mentira que en el terreno en que este torero se pone, pueda sacar muletazos tan limpios y tan largos. Los toros se han quedado en ocasiones en mitad del muletazo, pero el, impasible, no ha movido un solo músculo y haciendo alarde de su valor tremebundo, se los ha sacado de la barriga de forma asombrosa. Por ello, la plaza ha sido un clamor, cuando “Pedro El Terrible”, en ese sitio de los revolucionarios, caminando por la cuerda floja que separa al temerario del torero, ha ligado pases sobre ambas manos, derechazos y naturales, que al ser rematados con los forzados de pecho, ha hecho crujir la plaza de entusiasmo. Poco le ha importado que su primero le tirase gañafones, que le puntease el bordado terno. El, a lo suyo, a quedarse quieto metido entre los pitones y a sacárselo de encima con un ligero toque de muñeca. Algo de asombro. Y en el quinto, otro alboroto triunfal. Una faena inverosímil. Una labor muletera en la que no ha dado reposo a las emociones y al bien hacer el toreo, en esa parcela donde la muerte florece en cada pase, en cada embestida del toro, pero que vence con su estoico valor, con su personal técnica. Pedrín Benjumea convence a todos y resuelve todos los interrogantes con sus muletazos largos, ligados, sin mácula. Mató a su primero de una gran estocada de la que salió rebotado de tanto entregarse y descabelló a la segunda. Al que cerró plaza lo pasaportó de otro colosal espadazo. En ambos le otorgaron las dos orejas con fuerte petición de rabo y al final le cogieron en hombros y lo pasearon en triunfo.

Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea a todos muy buenas noches.-







Información completa de la Feria de Cáceres en nuestra web: www.segunlamaneradever.com

domingo, 14 de mayo de 2017

JEREZ, FERIA DEL CABALLO 4-5-67

LOS TRES ESPADAS SALEN EN HOMBROS. PRIMERA DE FERIA EN JEREZ.

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Jerez, primera de su feria, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 4-5-67

Jerez, tierra de vinos, toros bravos y caballos, celebra su feria de la primavera. La tradicional feria jerezana de mayo goza en toda Andalucía la Baja de un gran predicamento y en ella se dan cita los mejores jinetes y los toreros más afamados. Jerez bulle en fiestas y el principal aliciente, no hace falta decirlo, son las corridas de toros. 
Cartel anunciador de la
 Feria del Caballo 1967
.

Y en esta primera corrida, toros con genio y aspereza en su mansedumbre, de don Juan Pedro Domecq, han concurrido los nombres señeros de Miguel Báez Litri y de Antonio Ordóñez con el reaparecido Juan Antonio Romero que en este festejo y ante sus paisanos, volvía a empuñar espada y muleta recobrando su antigua categoría de matador de toros. Cartel interesante el confeccionado por la Empresa Belmonte y que ha llevado a la plaza a lo mejor y más selecto de la afición andaluza.
Volvía MIGUEL BÁEZ LITRI a los ruedos tras su grave percance de la feria sevillana y bien podemos decir, como era de esperar, que el choquero ha vuelto como si nada hubiese pasado, sin más recuerdo del amargo trance que un esparadrapo bajo el labio inferior. Un corazón valiente y una responsabilidad de figura grande del toreo. Miguel ha toreado muy bien con el capote a sus dos toros y sus verónicas y gaoneras, así como las chicuelinas de sus quites, le han valido grandes ovaciones. El primer toro de la tarde, salía suelto de la muleta, sólo se le podía ligar  dos o tres pases, pues el toro únicamente pensaba en huir, Miguel al fin pudo encelar a su enemigo y ahí surgió una faena de neto corte litrista que entusiasmó muy justificadamente a los aficionados. Mató de una gran estocada y se le otorgaron las dos orejas con triunfal vuelta. Al toro, se le dio la vuelta al ruedo. Creemos que no la merecía, pues un toro que toma una sola vara y sale suelto y hace una pelea sin clase, no merece tal premio. Mejor aún estuvo con el cuarto de la tarde, un toro pegajoso y con acusado temperamento, al que toreó muy bien sobre ambas manos, ligando series de derechazos, naturales, de pecho y otros con la vista puesta en los tendidos, que se jalearon con fuerza. Faena de orejas por el temple, mando y ligazón que tuvo y por el aguante y exposición que puso a contribución el diestro, pero que quedó sin premio por precisar, al no dejarle pasar el toro, de tres pinchazos, estocada haciéndolo todo el torero y cuatro golpes de cruceta. En recuerdo a la gran faena, se le ovacionó con saludos desde el tercio.
ANTONIO ORDÓÑEZ ha dado otra lección extraordinaria de lo que es la verdad del toreo: poderío, dominio y maestría. Porque esta tarde jerezana fría y con desapacible viento, Antonio Ordóñez ante un toro manso que quiso quitarse el palo y salió suelto y coceando, le hizo lo que había que hacerle. Primero, ese toreo de poder, todo cabeza y mando para encelarle y enseñarle a embestir y después, bordar el toreo en toda su grandeza. Sus verónicas en el traer y llevar, tejer y destejer el lance fundamental, parecían dormirse en la ejecución para que el toro se entregase al fin en su constante puntear, sin rozar la seda que el maestro manejaba con primor. No era un toro para la faena que los aficionados esperan siempre del genio creador del Mago de Ronda. Pero por algo Antonio es quien es y en unas dobladas magistrales, enceló a su enemigo, limó asperezas y le enseñó a embestir. Y con la natural sencillez de su quehacer extraordinario, bordó redondos y naturales en los que el toro parecía ir cosido a la muleta. Un pinchazo y una gran estocada pusieron en sus manos las dos orejas del de Domecq mientras la plaza seguía pidiendo el rabo para el artista.  
El segundo de su lote frena y escarba como un condenado. Antonio coge el capote y surgen cuatro verónicas y media de portento.  Barroso picó a este toro colosalmente. El Rondeño le colocó el toro en suerte, acudió la res al caballo y Alfonso le tiró el palo de forma maravillosa. La ovación fue de gala. Después, el toro llegó a la muleta con media arrancada, revolviéndose en un palmo y derrotando. Era uno de esos toros que dejan en ridículo al más pintado. Pero no pudo con el de Ronda que le metió en su muleta en unos doblones extraordinarios en los que el toro con el mal aire de sus hachazos, pone la nota de emoción. Mató de media estocada y un metisaca y se aplaudió su correcta lidia e inteligente labor muletera.  
Reaparecía en este festejo JUAN ANTONIO ROMERO. Había actuado durante varias temporadas a las órdenes del rondeño y por consejo de éste, ha vuelto a empuñar espada y muleta. Y creemos que esta decisión ha sido un acierto. Ha vuelto Juan Antonio Romero y el ciclón de Jerez, como se le llamaba antes, ha soplado con fuerza y le ha hecho cosechar un triunfo grande en el primero de su lote, al que le ha cortado las dos orejas y el rabo en medio del mayor entusiasmo. Juan Antonio ha toreado muy bien a la verónica y en quites ha realizado uno, con el capote a la espalda, francamente extraordinario. Su labor muletera, labor de torero revolucionario y con garra, la ha iniciado con una pedresina de rodillas, para continuar toreando con ambas rodillas en tierra  en pases ayudados por alto de gran emoción. Ya de pie, ha sabido manejar la franela de forma excelente en derechazos u pases de pecho y sobre todo en varias series de naturales de perfecto mando y temple que ha ligado con el forzado de pecho.  Ni que decir tiene que la gran faena llegó con fuerza a los tendidos. Buena prueba de ello es que cuando mató a su enemigo de una gran estocada, la plaza se cubrió de pañuelos y se le otorgaron las dos orejas y el rabo de su enemigo, dando aclamada vuelta al ruedo. El sexto sale suelto y se quiere quitar el palo en cuantas veces acudió al caballo. Juan Antonio le toreó a la verónica, banderilleó con su habitual facilidad y le realiza una faena valentísima, aguantando coladas y tarascadas del manso. Expuso ciertamente mucho el jerezano, que se empleó de firme en el continuo exponer sobre una y otra mano en pases de gran mérito. Mató de una gran estocada y fue paseado en hombros por el ruedo y sacado así de la plaza.
Juan Antonio Romero, el torero de la tierra.