Comentario a la corrida
de toros celebrada esta ayer en Salamanca, según la manera de ver de Curro
Fetén, servidor de ustedes. 10-10-66
Las corridas concurso han proliferado esta
temporada de forma alarmante. Y decimos de forma alarmante porque muchas veces,
a la vista de los resultados, más que corridas concurso entre los ganaderos de
lo bravo, parece que se celebren entre meros tratantes de vacuno manso. También
es cierto que estos festejos no pueden celebrarse en todas las plazas, pues el
público de hoy ahoga al aficionado y como no sabe lo que ve ni quiere saberlo,
que es peor, solo desea que los toros lleguen al trance final aptos para el
lucimiento del espada alternante, a la hora de requerir muleta y estoque. A la
mayoría de los espectadores de hoy les importa un bledo que el toro se arranque
desde los medios al caballo y tome con bravura y alegría tres, cuatro o cinco
varas. Ellos van a ver el toro bonito y eso es lo que reclaman. Por eso, porque
estamos seguros de que en Salamanca veríamos una buena corrida concurso, con
público enterado y apto, marchamos a la capital charra con el ánimo bien
dispuesto.
Los toros preparados para el acontecimiento
pertenecían a las siguientes vacadas: Urquijo, Atanasio Fernández, Garzón, Paco
Galache, Herederos de Antonio Pérez y Marqués de Domecq. Pero el de Garzón hubo
de ser devuelto a los corrales por estar reparado de la vista, burriciego y en
su lugar saltó a la arena otro toro de los Herederos del que fuera gran señor
de San Fernando.
El de Urquijo arrancándose al caballo en la Concurso de Salamanca. |
El primero de la tarde, un precioso toro de
Urquijo, arrastra un poco los cuartos traseros. Tomó cuatro varas, arrancándose
de largo, pero salió un poco suelto. A la muleta llegó con la cara alta y con
él, don Antonio Bienvenida realizó una brillante y artística labor muletera
compuesta por pases sobre ambas manos, plenos de donaire, gracia y esa sublime
naturalidad que sabe imprimir a su toreo. Mató de una gran estocada con
refrendo de descabello y se le otorgó una oreja paseada en aclamada vuelta al
ruedo.
El segundo de la tarde, primero de Paco
Camino, pertenecía a la vacada de don Atanasio Fernández, Paco lo saludó con
seis verónicas y media de dibujo, que fueron como el pórtico por el que
entraría después su toreo magnífico en una tarde llena de inspiración. Escarba
el toro, que toma una vara cumpliendo, sale suelto de la segunda y otra nueva
vara. La res llegó a la muleta del camero con acusado genio, probón y con
aspereza. Camino estuvo con este toro en plan de darlo todo. Valentísimo,
entregado por completo, realizó una vibrante y emotiva labor muletera que
entusiasmó a los espectadores. Al genio del toro, opuso Paco su sentido torero.
Su excelente arquitectura levantó el andamiaje de una torerísima labor muletera
en la que los derechazos, naturales y de pecho fueron de gran emotividad y
belleza. Mató a su enemigo de una casi entera y paseó en triunfo las dos orejas
del Atanasio.
El tercero, de Garzón, hace cosas de
burriciego, como arrancarse de largo y al llegar al engaño, frenar como de
haber perdido el objeto. Fue retirado y en su lugar, y creemos que fuera de
concurso, pues la organización fue un completo desastre, ya que ni se informó
al público del peso siquiera, se dio suelta a un toro de los herederos de don
Antonio Pérez de San Fernando. El toro fue manso, sin paliativos, escarbó y
salió suelto y hubo de ponerlo repetidamente en suerte para que tomase las
cabales. Andrés Vázquez no se acopla con él y le realiza una faena de trámite.
El cuarto es de don Francisco Galache.
Derriba en la primera vara, toma dos más y sale suelto. A la muleta llega huido
saliendo suelto del paño escarlata. Bienvenida se esfuerza por someterlo a su dominio,
pero no hay nada que hacer. La res solo piensa en huir y a fuerza de
perseguirle, le consigue muletazos sueltos sobre ambas manos. El toro
acobardado, se refugia en tablas. Cómo sería de cobarde que tras propinarle don
Antonio dos pinchazos, el toro se echa, aunque se levanta ante la presencia del
puntillero. Por fin lo pasaporta de pinchazo y estocada. Es ovacionado cuando
le abrazan sus compañeros Camino y Vázquez a los que en unión del público había
brindado el último toro que mataba en Salamanca.
El quinto, de los herederos de Antonio
Pérez de san Fernando, marcó el cénit del espectáculo. Paco Camino, lleno de
inspiración y maestría levantó en sus manos el pendón de lo auténtico, de la
ortodoxia torera más alambicada y ofreció a los excelentes aficionados de esta
tierra charra todo el inmenso caudal de su arte, poderío y ciencia
extraordinaria. Cuajó el camero el mejor toro que le hemos visto esta
temporada. Cómo toreó con el capote, cómo lidió, cómo colocó el toro en suerte
para ser picado, cómo calibró el máximo castigo que la res recibía y cómo lo
toreó después de muleta. Cinco veces fue el toro al caballo y en las cinco le
midieron el castigo Enrique Salas, el piquero y Camino que ordenaba
oportunamente. Un bravo toro al que camino toreó de forma colosal. Adelantando
el engaño, metía a su enemigo en la bamba de su muleta y lenta, pausada y
rítmicamente echaba la pierna contraria hacia adelante al tiempo que corría la
mano para culminar el muletazo de forma magistral. Muletazos suave, templados y
lentos perfectamente iniciados y mejor rematados que eran acogidos con
entusiasmo. Faena que quedará en el recuerdo de los aficionados salmantinos que
pudieron presenciarla. Mató de pinchazo y estocada y se le otorgaron las dos
orejas y el rabo dando dos triunfales vueltas al ruedo. Este toro lo brindó
Paco al matador de toros Julio Aparicio, que fue cariñosamente aplaudido por el
público.
El toro del Marqués de Domecq lidiado en
sexto lugar era divino. Qué trapío y qué
estampa de toro bravo. No podía fallar. De largo, empinado el rabo, con temple
y alegría extraordinaria, se arrancó por cinco veces al caballo. En cada
ocasión le ponían un poco más largo, pero el toro entre las ovaciones del
público, acometía al caballo con igual clase. La sexta vara la simularon con el
regatón. El entusiasmo del aficionado con la brava pelea del toro era
extraordinario y cada vara le era premiada con unánimes ovaciones. A este toro, al que Andrés Vázquez toreó muy
bien a la verónica en los lances de saludo, no pudo después hacerle faena, pues
el animal, falto de fuerza, se quedaba debajo. La pelea en varas le había
imposibilitado para todo lucimiento con la muleta. Lo mató de estocada y
descabello a la tercera.
A los toros de don Antonio Pérez y del
Marqués de Domecq se les dio la vuelta al ruedo.
El trofeo al toro más bravo fue otorgado,
tras haberse registrado un empate, al toro del campo jerezano, en tanto que al
del campo charro se le otorgaba el trofeo donado por el presidente del Club
Taurino de Londres. A Paco Camino, en medio de una imponente ovación se le
otorgó la Oreja de Plata como premio al triunfador de la jornada. El camero
salió de la plaza en triunfo.
Y vamos a rematar este largo comentario de
hoy recordándoles que el próximo día 12 en Toledo, a las cuatro y cuarto de la
tarde actuarán a beneficio del Montepío de Toreros el caballero rejoneador don
Álvaro Domecq Romero y el presidente del Montepío, Diego Puerta, intervendrá en
interesante mano a mano con Paco Camino con toros de Cembrano.
Y por hoy nada más, hasta mañana a esta
misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-
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