Hoy en nuestro "ASÍ FUE"...
LIMEÑO, PALOMO Y EL HENCHO
SALIERON POR LA PUERTA DEL PRÍNCIPE. TODOS LOS TOROS DE MIURA, DESOREJADOS.
Curro
Fetén, Sevilla 19-4-70
El Cartel de la última de feria sevillana. Año 1970 |
Décima y última de feria. Con llenazo de reventón,
cartel de no hay billetes y abuso de reventa, se dio la tradicional corrida de
Miura, que viene a cerrar con broche de oro la feria de abril de este año. El
cartel era interesantísimo, puesto que al lado del triunfador eterno de la
miurada, Limeño y a la presentación en Sevilla como matador de toros del cordobés
Florencio Casado El Hencho, aparecía el de un torero que apasiona como pocos. Estamos
mencionando a Sebastián Palomo Linares, del que muchos creían que no se iba a
presentar ante la dura corrida y era el interés principal de ella.
Los Miuras, grandes y bien presentados,
pelearon regularmente con los montados y si nos apuran, hasta mansurronearon un
poco, pero hubo cuatro toros, los cuatro primeros, que dieron excelente juego
para los de a pie, cumpliendo los otros dos.
Decir Miura en Sevilla es como decir que en
el cartel figura ese torero singularísimo, especialista en su lidia, que es José
Martínez “Limeño”. El de Sanlúcar acostumbra a cortarle todos los años las
orejas a los que le caen en suerte y es una garantía para el aficionado. Este
año no ha querido ser menos y ha logrado otro gran éxito en sus dos toros, a
los que ha toreado con capa y muleta con su habitual maestría, con su buen
hacer y su poderío del que tanto se precisa para salir airoso del empeño. Y como
con la espada se ha mostrado segurísimo –estocada por toro- le han otorgado con
todo merecimiento las dos orejas de cada uno de su lote. Otro gran éxito de
Limeño con Miuras que esperamos le sirva para lograr nuevos contratos, que merece
por su valor y arte.
Sebastián Palomo Linares ha tenido el
gesto, gran gesto en estos tiempos tan faltos de ellos, de venir a Sevilla a
torear los Miuras, cuando por su cartel
buen crédito bien pudo haber escogido otra corrida más cómoda. Pero como
queriendo dar un rotundo mentís a los que le tachan de torerito prefabricado,
matador de becerros, ha querido presentarse en el coso del Baratillo con una corrida
de la tan temida divisa, terror antaño y hogaño de muchos coletudos. Y su gesto
se ha visto compensado con un éxito resonante que le ayudará para encumbrarse
definitivamente. Con conocimientos del toreo, poniendo a contribución un valor
sereno y seguro y una arte personalísimo, Palomo Linares ha convencido a la difícil
afición sevillana, que junto a la llegada de toda España, formaban un tribunal
exigente y justo al que era muy difícil darle gato por liebre. Triunfo pues,
sin trampa ni cartón, porque ha llegado ante auténticos toros y del brazo de un
toreo aún más auténtico, el que brota de la entrega y la inspiración de un muchacho
que por sentirse figura, por creerse torero, ha estado dispuesto a demostrarlo.
Ha sido el suyo un triunfo de un torero que dará mucho que hablar a los
aficionados. Toreo auténtico con capa y muleta y como con la espada se ha
mostrado decidido – estocada y descabello en uno y gran estocada en el otro- se
le ha otorgado una oreja de cada uno de los miureños que ha pasaportado, entre
fuerte petición de mayores lauros y grandes ovaciones. Tras pasear la oreja del
quinto, invitó a sus compañeros de terna a compartir su éxito y dieron aclamada
vuelta al ruedo.
Una gran sorpresa ha sido la presentación
como matador de toros en Sevilla de Florencio Casado El Hencho. Veíamos por
primera vez a este bravo torero y en verdad que nos ha causado una excelente
impresión. No es fácil con el capote, pero con la franela en la mano, ya es
otro cantar. Clava las zapatillas en la arena y aguantando impávido, hace un
toreo de clase y sobriedad que llega al público con enorme fuerza, de ahí que
sus dos trasteos muleteriles hayan transcurrido entre música y continuas
muestras de entusiasmo de la concurrencia. Resultó cogido con gran aparato por
su segundo, pero siguió tan valiente o más que anteriormente. Mató al tercero
de una corta y dos golpes de cruceta y al sexto de dos pinchazos y estocada. Le
otorgaron la oreja de ambos y paseó en triunfo por el ruedo.
Al final, los tres espadas fueron sacados de
la plaza en hombros por la Puerta del Príncipe, honor reservado a los grandes
triunfadores.-
Las crónicas completas de la Feria de Abril de Sevilla 1970 las puedes ver también en:
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