jueves, 11 de agosto de 2016

MALAGA, FERIA DE AGOSTO 1966 (I)

Tercera de Feria.

Las ferias las hacen los toreros, dígase lo que se diga. Y en esta tercera de abono malagueña los tres espadas alternantes han acaparado la atención del público aficionado que ha acabado con el papel a tal velocidad que la reventa ha hecho su agosto. Antonio Ordóñez, Paco Camino y Santiago Martín El Viti, tres toreros, tres estilos y tres formas diferentes de concebir e interpretar el toreo. Tres maestros en el mas amplio concepto de la palabra, tres figuras cumbres del toreo. Los toros de don Samuel Flores, bien presentados, han cumplido con los montados, aunque algunos han salido sueltos. El quinto saltó al callejón y llegó a la muleta con aspereza y no dando ocasión de lucimiento.


Antonio Ordóñez, el mago torero de Ronda, ha cuajado una actuación memorable. De su capote han fluido verónicas en las que el rondeño ha hecho del lance fundamental un canto a la autenticidad del toreo. Lances de templanza y cargazón en los que ha dejado la impronta de un sentido torero de gran calidad que ha llegado con fuerza a los tendidos. El toreo, todo lo que de bello y armonioso tiene, ha estado en esas verónicas de Ordóñez. Y con la muleta, el apoteosis de su estilo clásico, de belleza, arte, poderío y sapiencia. Dos faenas en las que Antonio ha esculpido naturales, derechazos, y pases de pecho monumentales en los que la inspiración, el temple y la majestad de su arte han puesto en los tendidos grandes ovaciones. Mató a su primero de una gran estocada y se le otorgaron las dos orejas de su enemigo. Al cuarto lo toreó superiormente a la verónica y tras realizarle una maravillosa faena lo mató en corto, por derecho, cruzando a la perfección,  enterrando todo el acero en el morrillo de su enemigo, dando a la suerte suprema, siempre brusca, un sentido de la belleza y la estética. El toro rodó sin puntilla y Antonio paseó por el ruedo mostrando las dos orejas y el rabo obtenido en medio de las mayores manifestaciones de entusiasmo. Arte hasta en la forma de andar por la plaza. Calidad en todo lo que lleva a efecto.


Antonio Ordóñez 

Para Paco Camino ha sido lo más deslucido del encierro de Flores. Un primer enemigo que pelea a la defensiva, se queda corto y en nada ayuda para el lucimiento. El Camero, que fue ovacionado en los lances de saludo, realiza con tan deslucido enemigo una faena breve y entonada que remata con dos pinchazos, media y descabello y se le ovaciona. El quinto deja en ridículo a los que dicen que no hay quinto malo. El toro saltó a la primera ocasión al callejón donde sembró el desconcierto. A la muleta llegó quedándose corto sin emplearse. Con él Paco estuvo en plan torero, dominador y con excelente estilo, cuajando muletazos sobre ambas manos que merecieron los honores de la música y las ovaciones. Lo mató de estocada y descabello a la segunda y hubo ovación y saludos para el camero, que no tuvo esta tarde el mejor material para el lucimiento.

Santiago Martín El Viti, ha cuajado su verdad torera a lo largo de una de las mejores actuaciones que le hemos visto. Se le esperaba con expectación, con curiosidad y hasta con cierta reserva, pues en esta plaza no había dado hasta hoy la medida de su auténtica categoría. Pero tras esta actuación Santiago Martín, el gran maestro de Vitigudino, es una de las figuras más queridas y admiradas de Málaga. Porque hoy ha dejado patente su arte sobrio, señorial, magnífico. Un arte en el que parece vivir la grandiosidad de su tierra castellana, puro, inmenso, con raíces profundas en los más añejos entronques del toreo clásico. Con el capote se ha ganado sonoras ovaciones en su lancear majestuoso y con la muleta ha cincelado dos colosales faenas en las que el temple, el dominio y el mando ha, sido las columnas en las que ha basado su triunfo. Pisando muy buen terreno, llevando superiormente embarcado a sus enemigos, ha toreado por redondos, naturales y de pecho. Derechazos y naturales en los que no cabe mayor autenticidad. Su primera faena tuvo tal calidad que cuando rodó su enemigo de una gran estocada y dos golpes de cruceta, se le otorgaron, por unánime petición del público, las dos orejas y el rabo de con cuyos trofeos paseó en triunfo por el ruedo. Al sexto le cortó las dos orejas tras enorme labor muletera rematada con superior estocada y certero descabello. Un triunfo sonado, rotundo el del gran torero charro, que salió en hombros de la plaza en unión del rondeño.

Y nada más, hasta mañana a esta misma hora en que les relataremos lo acontecido en la cuarta de esta feria malagueña, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos. 2-8-66


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