EL FESTEJO DEL PRIMERO DE MAYO
DIEGO PUERTA, MANOLO CORTES Y EL CORDOBÉS, EN TARDE DE
APOTEOSIS. NO HAY BILLETES EN UNA DESLUCIDA CORRIDA DE NUÑEZ
Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde
en Castellón, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes. 1-5-68
El coso castellonense ha registrado una de las mayores
entradas de su historia. Desde hacía tres días no se encontraba una localidad
ni por recomendación, por lo que la reventa ha hecho lo que se dice su agosto.
El cartel era de verdad de los que arrastran a multitudes.: Diego Puerta,
máximo triunfador de la feria de abril sevillana; Manuel Benítez El Cordobés,
el multitudinario torero de Palma del Río y el nuevo valor de la torería Manolo
Cortés, con toros de los herederos de don Carlos Núñez, que han dado en
conjunto regular juego.
Tras hacer las cuadrillas el paseíllo en medio de
sonora ovación, se procedió en el ruedo a hacer entrega al triunfador, Diego
Puerta, del trofeo que conquistara en la pasada feria de la Magdalena, en un
acto que resultó muy emotivo.
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Acto de entrega del trofeo al triunfador de la pasada Feria de la Magdalena al diestro Diego Puerta. |
Al primero de la tarde lo saludó Diego Puerta con unas
hermosas verónicas que se jalearon con fuerza, pero el toro, tras haber saltado de salida al callejón y
tomar dos varas, llegó al tercio final acusando poca fuerza, lo que hacía que
se quedase cortísimo, desluciendo mucho. Pese a ello, el de San Bernardo llevó
a cabo una entonada labor muletera en la que destacó un toreo sobre la mano
diestra que mereció el general aplauso. Una buena estocada y un certero
descabello acabaron con la vida del deslucido animal.
En el cuarto de la tarde, el arte señero del sevillano
marcó el máximo del éxito. El capote del saleroso artista se metió en verónicas
de soberbio trazado y en quites por chicuelinas que bordó, entusiasmando a la
parroquia. Con la franela, la actuación de joven matador fue pura filigrana.
Centrado, torero y mas artista que nunca, muy dentro de la nueva línea que
lleva marcada, toreó con gusto y arte,
con suprema maestría.. Sus derechazos de templado trazo, sus naturales de
hondura admirable y los de pecho, de pitón a rabo, le valieron la música, oles
y ovaciones incesantes. Fue una faena medida, justa, armoniosa en la que todo
tuvo su razón y su porqué, su sentido y su fin. Una faena excelente que se
siguió con creciente entusiasmo hasta que una gran estocada puso adecuado
remate a la hazaña y la plaza se cubrió de pañuelos en demanda de los máximos
trofeos para el triunfador. La presidencia solo otorgó las dos orejas pese a la
demanda unánime y Diego tuvo que dar hasta cuatro vueltas al ruedo en medio de
atronadoras ovaciones, sacando a saludar a sus compañeros de terna y en unión
de ambos dio la postrera vuelta al ruedo. La bronca que se ganó el usía debió
escucharse en Sevilla.
El Cordobés ha
tenido una tarde auténticamente triunfal en sus dos toros. A su primero lo
saludó con seis verónicas y media de tal temple y clasicismo que la plaza se
volcó en oles y ovaciones. Fueron verónicas de perfecto juego de brazos que
cogieron por sorpresa y con la natural complacencia. Una de las mayores
sorpresas que reserva El Cordobés para este año, pues su depurado estilo de
lances a la verónica dará mucho que hablar a sus partidarios y que rabiar a sus
detractores. Verónicas buenas de verdad, de las que entran pocas en docena y a
las que el genio de Palma del Río confiere su personal estilo. El toro, que
había tomado dos varas saliendo suelto, llegó a la muleta con bríos y Manolo lo
aprovechó para instrumentarle una completa faena, iniciada con un pase de
molinillo y continuada con otros por alto y varias series de pases naturales en
los que jugó cintura y muñeca de forma insuperable. También el toreo sobre la
diestra le salió tan templado y perfecto que las ovaciones acallaban la música
torera. Vino después su toreo lleno de arranques y emociones: ese pasarse a su
enemigo a la mínima distancia, ese sacar
muletazos inverosímiles en terrenos prohibitivos, esa parcela de angustia y de
muerte en la que él pisa como si fuera su propia casa y en verdad lo es. Es el
sitio, el terrible sitio en donde lo imposible se hace realidad a base de
entrega, poderío y valor. Faena tremenda
de principio a fin. Labor muletera en la que la emoción no tuvo un solo
instante de reposo por el sitio que pisaba el genio y por la maestría que ponía
en salvar en última instancia, las fieras acometidas. Por ello, cuando cobró
una corta, que mató sin puntilla, la plaza que ya alboreaba mediada la faena de
pañuelos de triunfo, solicitó y obtuvo las dos orejas y el rabo del de los
Herederos de Carlos Núñez con cuyos máximos trofeos dio El Cordobés aclamada
vuelta al ruedo. El quinto sale echando las manos por delante y salta al
callejón, llegando a la muleta con corta acometida, tras tomar una única vara.
Manolo vuelve a pisar el sitio de honor que le ha dado fama y está valiente y
torero logrando otra interesante faena
que al ser rematada con media y descabello le vale otra oreja y la ovación del público que le acompaña al
final del festejo cuando abandona la plaza.
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Manuel Benítez El Cordobés |
Nos gustó mucho Manolo Cortés en sus dos primeras
actuaciones como matador de toros que tuvimos la suerte de ver en las Fallas
valencianas. Nos gustó por su fino estilo, por su empaque, por ese toque de
señorial prestancia, de natural majestad que sabe imprimir a su toreo. Y nos ha
vuelto a gustar hoy porque aquel matador novel que vislumbramos en gran figura
en las pasadas Fallas, ha cuajado en una espléndida realidad, en un matador de
toros de los que darán gloria y fama a su pueblecito sevillano de Gines. Y
mucha más gloria al toreo, que tiene en él a una de sus figuras más serias y
firmes. Esta tarde ha vuelto a triunfar de forma clamorosa. Un triunfo logrado
por la angosta senda del clasicismo, del más depurado toreo, de la verdad y de
la sinceridad más ortodoxa dentro de la fiesta. Su capote, aires de Ronda lo
mecen, borda la verónica fundamental con tal empaque, con tal majestad que los
oles han sonado con lo rotundo de la verdad que sale del corazón. Y olés tan
sentidos se ha sabido ganar en un quite por chicuelinas y unos lances por
gaoneras que quedaron como modelo de faena. Desde los ayudados, con cite en los
medios, pasando por los naturales de
lento juego y los derechazos templados y firmes hasta la estocada final que
tumbó a su enemigo de un certero descabello, todo tuvo calidad, emoción de
cercanía y esa otra emoción que brinda en el toreo la estética. Dos orejas y
rabo fueron los trofeos que el joven matador de toros paseó por el ruedo en dos
ocasiones y que le hacen entrar de lleno por la estrecha puerta que conduce a
la gloria, la riqueza y la fama. El sexto, descompuesto de cabeza y punteando,
no es toro para estar con él en plan de hacerle el toreo bueno que el muchacho
practica, pero lo brinda a sus compañeros de terna y eso le obliga a jugársela
en una enorme y bizarra faena en la que pese a que su enemigo embiste con la
cara alta, logra varias series de pases sobre ambas manos que se premian con
música y ovaciones. Mata de pinchazo y estocada y hay petición de oreja y paseo
en triunfo por el ruedo en hombros de los entusiastas.-
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