domingo, 23 de abril de 2017

ZARAGOZA, FERIA DE PRIMAVERA 1 de mayo de 1967

Comentario a la corrida de toros celebrada esta tarde en Zaragoza, segunda y última de su feria de primavera, según la manera de ver de Curro Fetén, servidor de ustedes.  1-5-67
Llenazo impresionante en el coso zaragozano a la hora de hacer el paseo las cuadrillas capitaneadas por Antonio Chenel “Antoñete”, Manuel Benítez El Cordobés y Francisco Rivera Paquirri, para lidiar toros de don Vicente Charro, que dieron en conjunto regular juego y mansurronearon con los caballos de los que salieron sueltos.
ANTOÑETE ha estado esta tarde de Zaragoza con grandes deseos de agradar. Su primero salió suelto de los capotes y hasta intentó saltar al callejón. A la muleta llegó con la cara alta, derrotando y defendiéndose por su falta de fuerza. El torero madrileño le instrumentó varias series de muletazos sobre la izquierda que se jalearon cumplidamente. Mató de media estocada y fue premiado con una ovación con saludos. Esto había sido la tarjeta de presentación del Antoñete de las grandes solemnidades que vendría después a lo largo de la lidia del cuarto manso de Vicente Charro. A este cuarto toro Antoñete lo toreó de maravilla. Muletazos templados, suaves y mandones en los que llevando superiormente toreado a su enemigo, dio a las suertes un sentido y una plasticidad verdaderamente admirable. Fue una completa lección del mejor arte torero y los aficionados se entusiasmaron con la perfecta ejecución de los naturales, derechazos y pases en redondo que pusieron en los paladares ese sabor a cosa plenamente lograda, a la calidad que tiene el toreo de este gran maestro. Cobró como remate una gran estocada y en medio de una gran ovación recorrió el ruedo en triunfo en dos ocasiones siendo portador de las dos orejas y el rabo de su enemigo, al que inmerecidamente se le dio la vuelta al ruedo, por lo que fue pitado, ya que aunque dócil, fue manso. Un gran triunfo de Antoñete, que ha toreado con ese buen gusto y esa  maestría que le catalogan como una gran figura del toreo.
Página de "El Ruedo" que recoge
el gran triunfo de Antoñete
en la corrida de hoy.
EL CORDOBES ha cortado las dos orejas en su primero y una al quinto de la tarde. Ha apasionado hasta el frenesí, ha hecho que la emoción subiera de punto en sus dos toros y además, por si fuese esto poco, ha toreado y ha matado con rara perfección. Pero el de Palma del Río tiene seguidores incondicionales y también gracias a dios,  detractores irreconciliables. Aficionados que acuden a las plazas de toros para verle al microscopio todos sus defectos y con lentes opacas, sus muchas virtudes, como esa de estar exponiendo hasta más allá de lo posible en sus dos toros, en los que ha aguantado con impavidez extraordinaria los tornillazos que le han tirado sus enemigos que han tomado los engaños muy descompuesta y ásperamente.
En su primero se ha hecho ovacionar con fuerza al torear con el capote en los lances de saludo y al quitar por apretadas chicuelinas en las que arrimó un horror. Su faena muleteril, brindada al público, la inició con uno de sus pases del molinillo para continuar incansable en el exponer, toreando sobre una y otra mano, haciendo alardes del mejor toreo y de su valor inagotable. Faena de las suyas, de las que hace que los tendidos bramen alborotados y en la que los desplantes geniales, su inspiración revolucionaria, hicieron que los chispazos de pasión aflorasen como siempre con fuerza inusitada. El Cordobés sigue siendo El Cordobés, el que apasiona, el que alborota, el que hace que la fiesta arda de pasión y de polémica. Mató de una estocada y paseó en triunfo por el ruedo las dos orejas de su enemigo, recogiendo toda clase de prendas de vestir y flores. El quinto es manso, sale suelto llega también a la muleta descompuesto, echando la cara arriba y enganchando mucho. Pero esto no es impedimento para que Manuel exponga, le consienta y se arrime como siempre, jugándose la piel sin darle la menor importancia. Y por fueron de su aguante extraordinario, de su continuo jugarse la vida, surgió una faena extraordinariamente emotiva, una faena en la que no dio reposo a las emociones y en las que el corazón de gigante se impuso al feo estilo de su enemigo. Tanto se arrimó que en un derechazo el toro no tuvo más que alargar la cara para cogerle con aparato, pasárselo de pitón a pitón tirándole unos hachazos impresionantes en el aire y cuando volvió a recogerlo en el suelo. La impresión fue grande pero por fortuna la Virgen de Belén estuvo al quite y Manolo salió sin otro daño que la paliza tremenda. Sin mirarse se levantó y tras unos muletazos apretados por alto, cobró una estocada que refrendó con un descabello y se le otorgó una oreja, aunque los antis, con sus destempladas e injustas protestas, le hiciesen tomar la determinación de no dar la vuelta al ruedo. Qué más pueden pedir? un toro manso, descompuesto que tira tornillazos de miedo, un torero millonario, famoso y que se juega la piel, hasta dejarse coger.
El Cordobés en una imagen de 1967

PAQUIRRI va a más, Le vemos cada día más firme, más seguro, más reposado y mas centrado y además haciendo gala de un dominio y una tranquilidad pasmosa. Nos ha gustado mucho en el primero de su lote, al que ha saludado con una larga de rodillas en la que ha dejado llegar mucho a su enemigo y que ha instrumentado limpiamente, sin agobios. Y después ha toreado con buen juego de brazos en unos lances a la verónica que han sido justamente jaleados por el público. El toro, que había intentado saltar, sale suelto de los montados. Paquirri le realiza un vistoso quite por chicuelinas que se premia con oles y ovaciones delirantes. Unas chicuelinas en las que el diestro de Barbate deja patente su condición de artista. A petición del respetable prende un buen par que se ovaciona y cierra con uno al quiebro muy bueno que le vale otra prolongada ovación. A la muleta llega el de Charro punteando y cabeceando mucho, pero el joven diestro lo mete en el engaño en unos doblones rodilla en tierra muy toreros y le realiza después una gran faena de muleta. Dejándole meter la cabeza y corriéndole la mano a las mil maravillas, logro pases naturales de gran calidad y exposición que remató con el forzado de  pecho entre el acompañamiento de la música torera. Siguió recrecido y poderoso toreando superiormente al natural en pases que convencieron a la concurrencia por su temple, mando y dominio. La mano derecha también colaboró para el mayor logro de la bella labor y los redondos y adornos, sobrios y elegantes, colmaron la copa del éxito. Ha sido esta una faena que ha consagrado a Paquirri como gran figura del toreo, como un torero en el que caben muchas tauromaquias, como un torero de mente despejada y corazón templado para esperar a su enemigo y ejecutar después las suertes con elegancia y sencillez. Un gran torero, cuajado y a la vez bozalón, que dará mucho que hablar porque le vemos que aún no ha dicho la última palabra. Mató de un pinchazo en hueso y una gran estocada y se el premió con las dos orejas de su enemigo, con cuyos trofeos recorrió la arena en triunfo. Pero con ser esta faena muy buena, donde Paquirri nos ha gustado mucho ha sido a lo largo de la lidia del sexto de la tarde. Un toro de difícil condición en el que el joven matador de toros ha lidiado portentosamente y ha toreado con un poderío y un sentido torero admirable. Costaba mucho estar delante de tal manso y Paquirri ha estado con él sencillamente magistral. Sin intervención del peonaje, saludó al manso con unos capotazos en los que evidenció su dominio de la papeleta. El toro le frenaba, le echaba las manos por delante y le ponía los pitones en la montera, pero él lo supo meter en su capote y le dominó bajándole los humos como pudo. Derribó el manso en una ocasión al piquero y llegó al trance final con media arrancada, revolviéndose en un palmo. Está valentísimo con él en pases sobre la diestra y lo despacha de dos medias y varios golpes de verduguillo, siendo despedido con una gran ovación.
Francisco Rivera Paquirri.
Foto: "El Ruedo" 1967
Y nada más, hasta mañana a esta misma hora, Curro Fetén, servidor, les desea muy buenas noches a todos.-

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